Para mí no es tan fácil, no puedo solo decirlo. A mí me
gusta demostrarlo pero es que para eso no sirvo. Es difícil no ponerse nerviosa
y reír como tonta, es más fácil disimular y esperar. Es que es más fácil fingir
que nada pasa.
Tal vez ni cuenta se dio que a mí me gusta pero a ¿qué le
tengo miedo entonces? Será que soy una cobarde, no tengo las fuerzas para decir
las cosas que siento. No soy yo, lo juro. Es mi boca la que no dice las
palabras, es mi cuerpo el que no raciona. Yo sé que si me mirará a los ojos se
daría cuenta, yo sé que él lo sabría. Pero voy a ser yo la que no lo sepa
nunca, es que nunca sabrás que pasará si nunca lo intentas. Un consejo; la
timidez te hará perder oportunidades que jamás regresarán, fácil de decir pero
no tanto de aplicarlo.
Me gusta más que ayer y lo peor, es que sé que mañana me
gustarás más que hoy. Pero creo que hay veces que es mejor callar pero por el
otro lado pienso que es el miedo el que me da este consejo. Por miedo no
hacemos muchas cosas, usualmente es de lo que más nos arrepentimos.
Y capaz todos me vean como tonta pero no, yo soy de esas
personas que se dan cuenta de muchas cosas pero no dicen nada. Soy de esas
personas que se encariñan rápido, entregan mucho y reciben poco. Y de ahí el
miedo, pero es que no lo puedo evitar y cuándo me preguntan; ¿y de ese qué te
gusta? Para eso hay millones de respuestas que me tomarían hojas y hojas pero
la más importante es su existencia, porque es con eso que él me alegra las
mañanas, me endulza las tarde de invierno y me hace desvelar por las noches
pensando esas mil cosas que podrían pasar.
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