Nadie es perfecto, todos tenemos defectos.
En la vida hay una cosa que es segura, siempre cometerás errores. Lo que es bueno porque de ellos se aprende, de ellos sacas las cosas buenas, aprendes a no cometer dos veces los mismo errores. Aprendes a que hacer algo malo no es el fin, que todo puede remediarse, que nada está perdido.
Personas, por ejemplo, que en vez de ver los defectos propios ven y señalan los de los demás. Una persona me enseño de que no me fije en esas otras personas.
He aprendido a ignorar lo que los demás piensan de mí, no me importa si me critican o no me quieren por mi forma de ser. No pienso cambiar porque nadie me lo pida y menos por las personas que hablan a mis espaldas.
No voy a fingir ser alguien que no soy para agradarle a las personas. Soy malhumorada, gritona y testaruda. Tiene que pasar mucho tiempo para que pueda confiar a las personas, soy rara y paranoica pero yo me acepto así. Es un tomalo o dejalo, tú decisión.
No hay que ser perfecto para ser feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario